En uno de los proyectos ícono de la inclusión femenina en la construcción, tres mujeres relatan cómo ha sido su camino y cómo han logrado aprender el oficio
Según el reporte Women in Work de PwC, la participación laboral femenina alcanzó el 52,5% en Chile durante 2022, uno de los peores indicadores entre los países integrantes de la OCDE.
Producto de ello, pero también para revertir el retroceso en inserción laboral de las mujeres que implicó la pandemia, diversas industrias han establecido metas claras respecto de la inclusión de talento femenino en sus filas, sobre todo en sectores tradicionalmente masculinizados. Uno de ellos es la construcción, área en que los gremios, el Gobierno y las empresas han decidido empujar diversas iniciativas que permitan a más mujeres acceder a estas labores.
Gracias a ello, se ha logrado aumentar en casi 10 puntos porcentuales la participación de mujeres en la industria desde 2016, alcanzando hacia fines de 2022 el 21% entre las empresas socias de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), de acuerdo a datos de la entidad.
Construir futuro
Luego que en 2017 Acciona se adjudicara el diseño y construcción del Hospital Provincial Marga Marga -el que se convertirá en el segundo más grande en la Región de Valparaíso-, la compañía tomó la decisión de hacer de este proyecto un referente en cuanto a inclusión femenina.
Fue así como una cuadrilla compuesta hoy por 17 mujeres, la mayoría de ellas sin experiencia previa en construcción, se hizo cargo de un edificio clave en el complejo de salud: la sala cuna, una estructura de 750 m2 de superficie.
Nicole Jeria (educadora de párvulos) llegó a trabajar a este edificio al comienzo de la obra, hace dos años. ‘Llegué como jornalera, como todas nosotras, sin nada de experiencia. Pero siempre me gustó estudiar, así que hice muchos cursos porque quería saber más cosas, aprender’, recuerda. Así, luego de haber sido ascendida a maestra segunda y primera, hoy se desempeña como capataz de la obra.
‘Nunca antes había trabajado en construcción. Había hecho ‘pitutos cortos’, como pintar o cosas por el estilo’, asegura Gisella Arellano, mamá de dos hijos.
Para Gisella Arellano, quien antes de sumarse a este equipo de trabajo era dueña de casa, la clave de poder ingresar a trabajos de esta naturaleza radica precisamente en la importancia de seguir aprendiendo y aplicando el nuevo conocimiento: ‘Cuando llegamos acá ninguna de nosotras sabía cómo hacer las cosas. Pero este trabajo es como ir a un colegio, donde te enseñan lo teórico un día y al siguiente lo estás aplicando’, comenta.
En efecto, desde que comenzaron a trabajar en esta obra, han tomado desde cursos de liderazgo y trabajo en equipo, hasta certificaciones en lectura de planos, tabiquería, carpintería y concreto, entre otras capacitaciones, lo que les ha permitido comprender la naturaleza del trabajo y ejecutarlo con excelencia.
Conscientes del prejuicio que existe sobre el ingreso de mujeres a estos espacios, creen que el conocimiento y la práctica constante les ha permitido nivelar no solo su rendimiento frente a sus pares masculinos, sino que incluso lograr mejores entregables.
‘Me encanta que todos los días son distintos y todos los días aprendes algo nuevo’, dice Alexia San Martín, quien congeló su carrera de Diseño Industrial para trabajar en la obra.
‘Las mujeres aportamos algo distinto a este trabajo. Somos detallistas, pensamos lo que tenemos que hacer y tratamos de hacerlo como corresponde, sin errores o defectos. Somos más resueltas y buscamos la forma para lograr que las cosas funcionen’, explica Jeria.
Alexia San Martín, quien decidió congelar sus estudios de Diseño Industrial para sumarse a esta cuadrilla desde sus inicios, se refiere a este crecimiento y recuerda entre risas que ‘antes le pedíamos ayuda a nuestros compañeros hombres para hacer trabajos más pesados. Hoy, solo les pedimos que nos presten sus herramientas’.
Las tres mujeres coinciden en que, si bien sus compañeros las miraban con recelo y algo de escepticismo al comienzo, en la actualidad mantienen un clima de respeto, luego de demostrar que el trabajo realizado por ellas tiene la misma o mayor calidad.
‘No me imagino volviendo a ejercer como educadora’, asegura Nicole Jeria. Con un abuelo contratista y un papá ‘maestro chasquilla’, siempre prefirió este tipo de tareas.
‘Acciona abrió las puertas a este tipo de oportunidad laboral. Ninguna de nosotras pensó en cuánto ganaría: nos daba lo mismo si nos pagarían mucho o poco. Pero se abrió una oportunidad para las mujeres en una industria que siempre fue muy masculinizada y decidimos tomarla’, reflexiona la capataz.
‘Creo que todas tomamos esta oportunidad como un desafío personal y también porque entendimos que, al hacerlo, le estamos abriendo nuevos espacios a otras mujeres’, complementa Alexia San Martín, sobre la relevancia de que más mujeres puedan tomar estos espacios de desarrollo laboral.
Fuente: Diario Financiero